La exposición al estímulo temido es la mejor manera de superar los trastornos de ansiedad. Pero ¿cuáles son los procesos que la hacen tan eficaz? Hay varias teorías: la habituación, la extinción de la respuesta de miedo, el cambio cognitivo y, ahora Craske propone el condicionamiento inhibitorio. En esta página enunciamos estas teorías y mostramos como la terapia de aceptación y compromiso potencia también el condicionamiento inhibitorio y que la terapia de aceptación y compromiso propone una forma de hacer la terapia que la hace más eficaz, rápida y con menor sufrimiento para el paciente.
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La terapia de exposición prolongada ha mostrado su eficacia en el tratamiento de la ansiedad desde hace muchos años y, como decía Marks (1991) es la autopista para tratar los trastornos de ansiedad. Se puede ver una magnífica página sobre el tema en pinchando aquí. La terapia de aceptación y compromiso propone una forma de hacer la terapia que la hace más eficaz, rápida y con menor sufrimiento para el paciente.
La exposición clásica pretende la extinción del miedo que aparece condicionado a la presencia de un estímulo aversivo (consultar esta página). La exposición que propone la terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo la flexibilidad psicológica, que consiste en la capacidad de actuar de acuerdo con nuestros valores ante la presencia de un estímulo aversivo (ver).
Ambos tipos de exposición son eficaces, sin embargo, los procesos últimos que explican su eficacia provocan una cierta controversia.
La extinción del miedo se da cuando se presenta el estímulo aversivo sin que aparezcan las consecuencias temidas y esta es la base de la terapia de exposición clásica. Para explicar este fenómeno, se proponen varias teorías.
Siguiendo estas teorías, se supone que durante las sesiones terapéuticas de exposición el paciente debe estar expuesto al estímulo sin dar respuestas de evitación hasta que el miedo se reduzca, a ser posible completamente. Que el miedo decrezca se considera fundamental. Sin embargo, la reducción del miedo durante el periodo de exposición no correlaciona con los resultados obtenidos, es decir, a veces se obtienen buenos resultados con una reducción pequeña del miedo y otras veces se obtienen resultados pequeños con una reducción grande durante las sesiones de exposición. Por tanto, la reducción del miedo durante la exposición no es índice de que se haya dado el aprendizaje o que se mantenga en momentos posteriores (Borjk y Borjk, 2006).
Craske propone que la exposición promueve una nueva forma de aprendizaje inhibitorio más que un borrado o desaprendizaje del miedo condicionado. Se constata que en la reducción del miedo se incluye el aprendizaje inhibitorio, es decir aparece un condicionamiento a estímulos que avisan de que no va a aparecer el miedo. Lógicamente los estímulos están en el contexto en el que se da la extinción (Myers, Ressler and Davis, 2006). En consecuencia, se mantiene la relación entre el estímulo aversivo y la respuesta de miedo y, a la vez, se abren otros circuitos en los que los aparecen estímulos que se condicionan a la no presencia del miedo, es decir, lo inhiben. Cuando aparece el estímulo, podemos pensar que no va a ocurrir lo que esperábamos.
Resumiendo, en los efectos de la exposición al estímulo temido intervienen distintos mecanismos: la habituación, la extinción y condicionamientos inhibitorios al contexto en el que se da la exposición.
Estas consideraciones nos llevan a tener en cuenta que, aunque hayamos realizado en la consulta una exposición en la que haya desaparecido el miedo, hemos de seguir atentos porque cualquier cambio en el contexto en el que aparezca el estímulo aversivo puede volver a hacer resurgir las conductas de evitación.
La inhibición en el tratamiento de la ansiedad ya aparece en la propuesta que hace Wolpe de la inhibición recíproca como base de la desensibilización sistemática en la que se presenta el estímulo aversivo en un estado de relajación que es eficaz para el tratamiento de la ansiedad (ver esta página). Se abandonó como teoría explicativa porque los resultados se obtenían aunque no se diera respuesta inhibitoria, la relajación.
Ahora Craske y colaboradores demuestran que sí se da el condicionamiento inhibitorio. Por ejemplo, han comprobado en sus estudios que solamente con etiquetar la emoción que produce el estímulo temido se conseguía una reducción de la ansiedad y el miedo 8 días después, mayor que si se hacía la exposición sin etiquetar la emoción. Afirman que el cortex medio prefrontal inhibe el sistema neurológico que procesa la amenaza. (Ver esta página)
De acuerdo con su modelo que da gran importancia a la inhibición en el proceso de la exposición, proponen una serie de medidas para potenciarla como:
La forma especial de realizar la exposición que propone la terapia de aceptación y compromiso potencia la realización de las medidas que plantea Craske:
En esta página está inspirada por la presentación que dio M. Craske en la ACBS WoldCon de 2012 “Exposure therapy for anxiety disorders: From fear reduction to fear enhancement” http://contextualscience.org/exposure_therapy_for_anxiety_disorders_from_fear_r.
La bibliografía se puede obtener pidiéndola al autor.
Septiembre 2013